El aumento del malestar social a medida que las presiones socioeconómicas se intensifican en todo el mundo

Mientras que las fuentes de incertidumbre económica son numerosas, nuevas perturbaciones políticas podrían sumarse a ellas. Desde hace varios años, el riesgo político ha sido un tema recurrente en las noticias, adoptando diversas formas: populismo en ascenso, disturbios sociales, conflictos, terrorismo y proteccionismo.

El nuevo panorama geopolítico: un aumento de los riesgos globales

 

El nuevo escenario geopolítico que ha surgido tras las acciones de Rusia podría reavivar los riesgos en otros puntos críticos globales. Además, las presiones sobre los precios, especialmente de productos básicos, continúan alimentando frustraciones que se suman a las generadas por la crisis económica y sanitaria provocada por la pandemia.

Nuestro equipo de Investigación Económica comparte los resultados de la actualización de su índice de fragilidad social y política. Este índice ha disminuido desde el nivel récord alcanzado el año pasado, pero aún sugiere un entorno de alto riesgo. Y aunque el enfoque suele centrarse en los riesgos de disturbios en países emergentes, no se espera que las economías avanzadas se vean exentas de este aumento en las tensiones sociales.

A pesar del surgimiento de presiones inflacionarias, la recuperación post-pandemia ha permitido mejorar las condiciones socioeconómicas desde el pico de la crisis sanitaria. Así, mientras que el indicador de fragilidad política y social se había deteriorado para 145 de los 160 países analizados por Coface en 2021, 140 países han visto mejorar su puntaje este año. Sin embargo, esta mejora debe ponerse en perspectiva: a pesar de la disminución, el índice promedio general sigue siendo un punto porcentual superior a los niveles previos a la pandemia y 2/3 de los países analizados tienen un puntaje más alto que hace dos años. Estos datos confirman el efecto catalizador de la pandemia de Covid sobre el riesgo político y sugieren que las presiones crecientes del costo de vida reemplazaron de inmediato a los riesgos generados por la pandemia.

 

Malestar global y fragilidad: puntos críticos, riesgos y desafíos socioeconómicos

El ranking de puntajes del índice de fragilidad política y social sigue estando dominado por Irán (81,6%). El sufrimiento económico, que ya provocó protestas en 2017 y 2019, sigue alimentando la oposición contra el régimen. Desde mediados de septiembre, las protestas desencadenadas por la muerte de Mahsa Amini, detenida por la policía de la moral, han vuelto a ilustrar la fragilidad del contexto iraní. El "podio" del indicador de Coface lo completan, como desde 2017, Siria (78,0%) y Sudán (76,5%).

El mayor aumento en el nivel de riesgo corresponde a Myanmar (59,9%), que sigue en un estado de agitación significativa desde el golpe de Estado en febrero de 2021. Afganistán, donde los talibanes han retomado el poder tras la retirada de las tropas estadounidenses, y Guinea, que aún enfrenta incertidumbre después de un golpe de Estado, también se encuentran entre los países que han registrado un aumento en los índices. Bielorrusia, Serbia y Egipto también aumentaron sus puntajes. Finalmente, Turquía también está bajo vigilancia, ya que su política económica heterodoxa continúa alimentando una inflación récord.

Es probable que los disturbios civiles más explosivos ocurran donde la capacidad de disidencia está reducida y la capacidad de proteger a la población del aumento del costo de vida es limitada. La respuesta presupuestaria a la crisis sanitaria ha erosionado en gran medida el espacio político de los gobiernos, particularmente en los países de ingresos medios y bajos, lo que limita la capacidad de responder a nuevas tensiones socioeconómicas. El enfoque, por lo tanto, está en países emergentes cuyas finanzas públicas están en dificultades, como Kenia, Bolivia, Túnez y Egipto.

Sin embargo, los países avanzados, comenzando por Europa, no están exentos de estos riesgos. Aunque los gobiernos europeos han hecho anuncios destinados a proteger a los hogares de la inflación, las poblaciones ya están sintiendo su impacto. En el Reino Unido, por ejemplo, además de la fatiga pandémica, los escándalos políticos y los importantes desafíos económicos sugieren que la paciencia con el gobierno probablemente sea muy limitada. El descontento de las poblaciones europeas se manifiesta tanto en las calles como en las urnas. El empeoramiento del contexto socioeconómico está dando un nuevo impulso a los partidos llamados "anti-sistema" en toda Europa, por ejemplo, con la victoria de Fratelli d'Italia o el avance de los Demócratas de Suecia de corte nacional-populista.

Preocupaciones sociales en los países avanzados y tensiones geopolíticas globales

Aunque las preocupaciones sociales entre los países avanzados son más fuertes en Europa, es Estados Unidos (35,1%) el que tiene el puntaje más alto en el indicador de fragilidad política y social. El país sigue dividido en muchos temas mientras se acercan las elecciones de mitad de mandato en noviembre. Los problemas económicos son una gran preocupación para los votantes, y las protestas de trabajadores que exigen mejores salarios y condiciones laborales son un testimonio de ello. Los debates sobre los derechos al aborto también han puesto en discusión la protección de los derechos y el proceso de nombramiento de jueces en la Corte Suprema.

Finalmente, el trastorno geopolítico desencadenado por la invasión rusa de Ucrania ha generado preocupación de que las tensiones puedan escalar en conflictos, particularmente en Eurasia. Los enfrentamientos entre Tayikistán y Kirguistán a mediados de septiembre son parte de este contexto. El nuevo aumento de tensiones entre Turquía y Grecia también es motivo de preocupación. En Asia oriental, el lanzamiento de misiles por parte de Corea del Norte recuerda la frágil situación de seguridad en la región. A esto se suman las crecientes preocupaciones en torno a Taiwán. Por lo tanto, la cautela sigue siendo la norma cuando se trata del riesgo de conflicto: la incertidumbre, por no decir la ansiedad, probablemente perdure.